Justo por la Rambla Salada, partí un radio y tuve que volver a boxes a cambiar la montura. Luego, me puse en marcha solo, hasta dar con el grupo en la Rambla de Sangonera.
En esta ocasión, nos acompaño por primera vez, Jorge Martínez, que disfruto de lo lindo, sobretodo de las bajadas.
Para terminar bien la ruta, nada mejor que unas tapitas para reponer fuerzas.